Film&Arts estrena Sueño de una noche de verano
Este domingo 12 de septiembre, a las 5:30PM, se estrena en Film&Arts la producción de ballet Sueño de una noche de verano. Basada en la obra homónima de Shakespeare, la trama se remonta a 1977, con coreografía de John Neumeier (Die Kameliendame) y música de Mendelssohn Bartholdy y György Ligeti. El espectáculo que narra el arco dramático de unos jóvenes enamorados, hechizados por criaturas mágicas, lleva en su coreografía onírica las pruebas y tribulaciones del amor.
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La pieza más popular del Ballet de Hamburgo, Sueño de una noche de verano, ha pasado ya por más de 300 representaciones, con diferentes repartos, y ha entrado en el repertorio de las principales compañías del mundo, como el Ballet de la Ópera de París y el Teatro Bolshoi de Moscú.
“Cuando surgió la idea de filmar Sueño de una noche de verano, insistí en que planificáramos una película de ballet propiamente dicha, que, en mi opinión, es algo muy diferente a la documentación cinematográfica de un ballet”, escribe Neumeier en su breve ensayo sobre la producción.
En esta versión que se proyecta el domingo por la noche, el público tendrá la oportunidad de embarcarse en la acción shakespeariana, rodada con secuencias y posiciones impresionantes. Según Neumeier, “en los tres días posteriores a la grabación, no programamos ni un solo ensayo completo de la obra. En cambio, rodamos la película en secuencias y con emocionantes posiciones de cámara que pueden compararse a cómo se rodaría un drama. Lo que realmente nos gusta cuando vemos películas es la inmediatez, la vivacidad del momento. El hecho de que la cámara esté tan cerca significa que no queremos que los bailarines representen algo, no queremos que interpreten algo, queremos que simplemente sean "ahora". Queremos esa chispa de verdad que brota hacia nosotros y nos toca”.
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En esta versión que se proyecta el domingo por la noche, el público tendrá la oportunidad de embarcarse en la acción shakespeariana, rodada con secuencias y posiciones impresionantes. Según Neumeier, “en los tres días posteriores a la grabación, no programamos ni un solo ensayo completo de la obra. En cambio, rodamos la película en secuencias y con emocionantes posiciones de cámara que pueden compararse a cómo se rodaría un drama. Lo que realmente nos gusta cuando vemos películas es la inmediatez, la vivacidad del momento. El hecho de que la cámara esté tan cerca significa que no queremos que los bailarines representen algo, no queremos que interpreten algo, queremos que simplemente sean "ahora". Queremos esa chispa de verdad que brota hacia nosotros y nos toca”.
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